El cartabón[1]
vicioso del poder.
Quiero ofrecer a través de este articulo un espacio para seguir pensando “esto que
somos los paraguayos[2]”,
tal vez a alguno le suene “pesimismo con grado de enfermizo”, o tal vez a otro,
realidad pura que se expresa algo de verdad. No niego voy a utilizar algunas
palabras en guaraní.
Sonara una
antropología del hombre paraguayo, tal así,
encuentro una inmensidad de objetos de estudios, riqueza enorme como localizar y comprender las actitudes que
corresponde a “los del Paraguay”.
El nombre de Paraguay, etimológicamente tienen varias interpretaciones.
Pero lo que más se aproxima a mí entender y que todos también coinciden es “payagua
o paragua[3]” es una tribus indígena guaraní y la vocal “Y”
que alude al agua. Entonces esta expresión nos lleva a que Paraguay y los paraguayos poseen una identidad rica arraigada
de carácter ancestral.
En este trabajo quiero tocar algunas de las tantas características que tienen los paraguayos, reconocido
por su diversidad cultural y sentido de pertenencia de esta bendita tierra. El
tema que quiero abordar es lo siguiente.
Se trata del “poder” transfigurado por la “autoridad”. Soy consciente que es un
tema bien candente, tiene raíces muy profundas
en la cultura paraguaya. Me atrevería a decir que todos llevamos muy dentro, el
deseo de mandar, del hacernos “el tonto”
para mantenerse al poder y cuidar el “soquete”
aliándose con otro mayor.
Entonces, el tema es el poder, y dentro de él la temática la autoridad y el cómo mantenerse ante la autoridad, las
posibles estrategias para aguantar y crecer como identidad digna. En esto voy a
dividir en tres partes para describir las actitudes del paraguayo. Yo reconozco
que esta descripción a las características tal vez subjetiva, pero tengo la certeza que no estamos lejos, lo
estamos arrastrando de alguna manera, seguimos siendo “vyro” “ñemboletrado” “mandase”. Es por eso elegí estas tres
palabras que describe perfectamente y son: La ley mbarete, La ley del ñembotavy, El Paino
(padrino).
La ley del MBARETE.
Existe en la cultura Paraguaya, sobre todo en el campo del poder, una trayectoria que nos va arrastrando como una
identidad más y nos creer que son nuestros, es decir, esta tradición -por llamarlo así -se
entiende que solo con la fuerza uno mantiene el poder y se mantiene en el poder. Generalmente
esta clase de autoridad ejerce “por medio de la fuerza o la coacción”.
Encontramos en ciertos personajes estas
características, que utilizan
frecuentemente son usados, Ej. “El Kara´i Pa´i, Che ruvicha, Mburuvicha” y
otros más. Ya en la familia uno tiene impregnado que el Papá es la cabeza
de todos y lo gobierna la casa con autoridad, tal así, el hijo mayor se le
atribuye tiene cierto poder ante los más pequeños, nadie puede objetar lo que
manda el mayor o la mayor.
En el guaraní, como una lengua tan dulce de
expresión oral, encontramos ciertas características que nos hablan directamente acerca del poder
y la autoridad como expresión del “Mbarete”
Tal así.
Como, El que puede - puede y el que no puede chía, “Marä ñamanda?” (¿para qué
tengo el poder?), Autoridad lee como quiere, “Kara’i Pa’íma he’i”. (El Cura ya
dijo). Son algunos que se conoce fuertemente. El paraguayo debe ser
obediente ante la autoridad y el que tiene el poder debe mandar. Nadie puede
objetar su idea. “Soy el tendota” (soy
el que manda)
El que manda
tiene ciertas características como aquel que “sabe todo” es inapelable, no
admite el dialogo o consulta y si lo hace es gesto de debilidad o para
amenazar. Tiene el poder absoluto. Esto
significa, esta absuelto de otro
fundamento, basado en la fuerza, no admite réplica.
Finalmente el
paraguayo tiene cierta tendencia que nunca haber dejado el cuartel o nunca
haber terminado la guerra. Existe paradigma del soldado: El paraguayo es un
soldado. Herencia de la guerra. Ve a la Autoridad a este
que “oñe’ê hatä vaerä” (que
habla fuerte). Queda en el inconsciente que la autoridad es absoluta,
indiscutible, es como el contexto de guerra permanente y la patria necesita
súbditos obediente para defender la tierra. En la conciencia o mejor dicho en
la inconciencia del paraguayo se queda la figura del Dictador Francia y el
valiente Francisco Solano López como autoridades que supieron hacer del poder
algo valioso del Paraguay.
La ley del ÑEMBOTAVY: Sumisión inconforme. Otra
faceta de la realidad del paraguayo. “Todo pasa”, “tranquilo nomás” “Ekirirïnte”
(cállate nomás), “ani repena” (no le
haga caso), “Upéi ejapo la rejaposéva”
(después hace lo quiera), “Kure lómo”. “Kure
sapalloty”. Tranquilízate nomás, no pasa nada. “Hazte el Letrado, el vivo en todo”.
El “ñembotavy” es una estrategia solida del
paraguayismo, una forma de ser común de los paraguayos. Es esta estrategia
forma parte liberar cierta responsabilidades que debe asumir.
La raíz
principal es el miedo a la represión “tranquilízate
nomás, todo va a pasar”. Es una especie de cobardía, una forma de aguantar
las represiones. Entonces, cuando la
represión es muy dura no es debilidad o ser tonto, es una estrategia razonable
de sobrevivencia, un mecanismo de defensa del débil.
Esta sumisión
tiene un virus dentro: “ágante che” (me
va tocar algún día). Es un virus que actúa como reproductor del cartabón. En el
fondo, esta estrategia es una forma de seguir manteniendo el estado o puesto en
que está, es una forma de alimentar el poder que tiene, sabiendo que a la
autoridad no se puede responder “mbohovái”
de mala gana.
Podrimos
determinar que son características ganadas
después de la guerra de la triple alianza, ya que, lo que en ese
tiempo la única alternativa es ser sumiso, aceptar todo, no alzar la vos a la
autoridad, ni ponerse en desacuerdo a
él, y esperar tiempos mejores. Y De la
misma manera la conocida experiencia de la dictadura de Stroessner, uno debe
permanecer callado, “ñembotavy”, para
mantenerse y estar libre de problema.
Si bien, esta
característica incrustada fuertemente en el paraguayo son productos del deseo
de salida a tener otra visión de la falsedad, la doblez en el discurso, el
estar de acuerdo en todo. Entretanto,
doblego hasta llegar nuevamente a lo que quiero. Es una especie de
poder, de autoridad, entendida de otra forma. Soy obediente, sumiso porque no quiero perder mi poder, mi silla, mi
trabajo, mi puesto.… “Ndacherovamoköi, aikokuaánte”…
Entonces, nuevamente
el miedo a la pérdida y al abandono son las que agita al paraguayo. Miedo a
perder una situación cómoda: “Ganancias secundarias”. Otro me soluciona, yo no
lucho, yo dependo, tengo mi “kavaju”
mi caballo (es más cómodo). Es fácil ser “Ñembotavy” ante la situación. Autoridad puede lucrar con este esquema (al
sumiso, al que acepta todo) y sacar provecho pero no hace crecer a su pueblo,
lo mantiene en la inmadurez y el servilismo… No lo trata como adulto, no le da
su lugar y no se pone en el suyo. Ej. Los políticos que mantienen bajo su mando
a sus caudillos.
El PAINO (padrino) Amistad (Paraguay es el país
de los amigos). El paraguayo busca tener amistades con las autoridades, gusta
llamar patrón a los que tienen plata. Un placer para el paraguayo tener un
compadre o ser ahijado de algún político
o gente importante.
Creo que llevamos en el alma este deseo de que nos
reconozca, pero como no podemos buscamos estrategias de aliarnos en gente
importante. Siempre estamos en búsqueda ventaja para salvaguardar nuestro
pellejo, nuestro soquete y sobre todo ser conocido.
En esta
tercera característica a la que llamo “Paino” encuentro una tendencia más subversivo,
mas despreciativo “del ore trivial”, es decir, una vez ganada a la autoridad,
esta me sirve como respaldo, me hago su pariente y lo incluyo como parte mío
aun el desprecio de su bondad conmigo. Existe
una pertenencia, una reciprocidad ya que la autoridad se debe a los suyos, no
olvida a su “correli”. Es entonces ofrece una salida al muro de la autoridad
cerrada, una manera de ablandarla admitida por la cultura.
En esta parte
entra las famosas y conocidas palabras usada coloquialmente en todas partes. Mi
Pariente, “chamigo” (mi amigo), “che correli”
(mi correligionario) “che socioite” (mi socio), “che vallegua” (mi compueblano), camarada, compadre, ahijado, “tovaja”
(mi cuñado)….
Existe una
fuerte relación entre la autoridad y el otro que quiere apadrinarse llegando a
formar un círculo vicioso de mantenerse
cada cual en su estado. En esto, la autoridad fuerte que sirve a los suyos es
el famoso “Che kavaju” (mi caballo), la palabra usada del que manda “mi recomendación” o “mi recomendado” y con
esto nace los favores. Como ya mencione, un poco más arriba, el que tiene poder busca tener a alguien sobre su dominio,
y el que no la tiene busca estar bien con todo, ser amigo de todo y en especial
con la persona de mucho poder, ser
correspondido, ganar favores, no crear problema, se “apadrina”.
Entretanto,
en la psicología del paraguayo están bien impregnadas las tres características
ya nombradas, esto es, nadie quiere perder el “poder”- la autoridad”, utiliza
modos y estrategias para salvar y una de ella es el “Mbarete”, por otro lado,
nadie quiere enfrentar al poderoso (autoridad), por eso, busca actitudes de
como paliar situaciones utiliza el método del Ñembotavy- ser sumiso-, y finalmente con la autoridad
tiene que mantener buena relación , en tanto que, una manera para llegar a esta
es asumir ser su ahijado o su compadre.
Al fin y al cabo, son tres tipos de hombre
frente al poder y cada una representa y acciona según la capacidad dada. Nadie es
menor que otro, todo al final gana, todo
mantiene su status o posición.
Este articulo
tiene su segunda parte….. quiero profundizar más detalladamente!!!!
[1] Un cartabón es una plantilla con forma
de triángulo rectángulo escaleno que se
utiliza en dibujo técnico. Pueden ser de diferentes
tamaños y tener una escala gráfica, para usarse como instrumento de medición. Elegí este nombre
para reemplazar el nombre de triangulo.
[2] Las comillas son para resaltar con mayor intensidad. Solo
cumple para llamar la atención en la lectura.
[3] Todos los que van entre comillas (“”) seguido
con cursiva son palabras en guaraní.